Cuando en el artículo del mes anterior decíamos que marzo era intenso, no sabíamos el gran alcance que esta intensidad iba a tener, todo un tsunami de cambios. Y es que todo lo que estamos viviendo supera lo nunca imaginado. El hecho de la necesidad de un gran proceso de transformación individual y planetaria, ya lo veníamos vislumbrando y avisando desde comienzos de año. Todo empezó cuando el 12 de enero se dio la conjunción de Saturno con Plutón. Esto nos empujaba a volver a lo esencial de la vida transformando todo lo que fuera necesario. Pero por supuesto no hicimos caso, preferimos mirar para otro lado y seguir dormidos. Un ejemplo es lo que hizo el gobierno de España sabiendo lo que se nos venía encima, no tomó medidas preventivas, incitando incluso públicamente a la reunión masiva realizada el 8 de marzo, que aunque nosotros estamos absolutamente de acuerdo con su contenido, fue un despropósito consciente de nuestros políticos, cuyo primer valor motivacional es «el voto, es el voto”. Estas acciones nos han llevado a lograr ser momentaneamente líderes del ranking mundial de la pandemia, metiendo a nuestro maravilloso país en una situación absoluta de caos, y falta de libertades. Esta vez vamos a tener motivación sobrada para realizar los cambios evolutivos que la situación planetaria requiere. Nos han tocado nuestros puntos más sensibles; el miedo a la falta de plenitud vital, de libertad de movimiento y opinión. La obligación impuesta por nuestros dirigentes de lo que ellos llaman confinamiento obligatorio, que en realidad es más parecido a un arresto domiciliario impuesto por las autoridades con toda su contundencia, lleva a rebajar la capacidad de defensa del sistema inmunológico de los encerrados  «evidencia científica».  Llegados a este punto estamos de acuerdo en que  ahora lo necesario es no contagiar, además de salir solamente lo necesario para abastecernos. Esta situación nos ha de empujar a innovar y escoger las formas más oportunas de solucionar con creatividad los efectos negativos de la pandemia entre todos, por supuesto incluyendo las medicinas naturales. Una de las cosas positivas de esta situación es  que nos va a ayudar a tomar consciencia de cómo vive una gran parte de la humanidad. Nos está facilitando experimentar de manera suavísima, como dulce terciopelo, lo que viven todos los días gran parte de la población mundial, como por ejemplo los refugiados, etc.    

Lo que estamos viviendo nos muestra que todos somos igualmente vulnerables ante las circunstancias externas. No importa si eres rico, pobre, culto, ignorante, etc. todos somos iguales cuando este tipo de acontecimientos afloran. Esto es una gran lección que como sociedad antes o temprano hemos de aprender, y es mejor empezar ya comprendiendo que nos necesitamos los unos a los otros para poner un nuevo orden de valores humanos, de conciencia como humanidad, como nos indica Urano en Tauro desde hace un año.

La energía que está disponible en el mes de abril sigue siendo fuerte y transformadora, aunque ya algo más relajada pues Marte entró en Acuario el 31 de marzo, y nos lleva a actuar más con cabeza y a incluir como prioritario en nuestros pensamientos a la comunidad humana como totalidad. La actitud egocentrica e individualista de los dirigentes mundiales «cambio climático etc» se pone en evidencia, es el momento de aprender a colaborar, nos estamos dando cuenta que si no vamos todos juntos en todo este asunto, no se consiguen objetivos de bienestar y armonia social mundial.