Resentimiento, rencor, envidia, alegría del mal ajeno, qué palabras más feas, qué prohibido y mal visto está tener esas emociones en nuestra sociedad, con lo buenos y amorosos que somos todos.
Estas emociones son más comunes de lo que parecen por ejemplo: En cuanto destacas en algo, esa energía de envidia normalmente es proyectada sin darse cuenta por los demás, pero muchas veces es proyectada conscientemente y adrede. Las comparaciones son odiosas pero las hace todo el mundo y que te resignes no significa que no te resientas de no poder hacer lo que otros hacen o tener lo que otros tienen. También puedes caer en la auto-complacencia, llegando a pensar que eres un fenómeno y que todo lo que te pasa es porque los demás te envidian.
Con el Sauce no solo soltamos el lastre del pasado, recuperamos nuestro estado natural de autovaloración y reconocimiento de nuestras capacidades.
El Sauce te ayuda, siempre desde la humildad, a asumir plenamente la capacidad para dirigir tu vida y a admitir la autoría de tu propio destino.
Al liberar energía estancada almacenada en el pasado, óxido emocional que nos corroe, reintegramos la capacidad de hacer fluir de nuevo la vida por nuestro cuerpo. Asumimos la responsabilidad y capacidad de ejercer nuestro liderazgo vital sin reproches.
En el nivel mental entrenamos en sincronismo con nuestro ser para abrirnos a reconocer nuestra propia capacidad de acción, apostar por nosotros mismos, desarrollarnos como personas y entrenar para crear la vida que deseamos.
En sauce positivo nos reconocemos con el potencial para liderar y crear nuestro propio destino.