Con la achicoria aprendemos a soltar cordones y amarres emocionales generados por la desconfianza, los celos, la infidelidad y el desamor. Muchas veces mantenemos estos lazos negativos inconscientemente por defensión, falta seguridad en nuestras propias capacidades y necesidad de sentirnos acompañados, lo cual retiene mucha energía vital.

Elimina cordones y ataduras, enganches a lo que podía haber sido y no fue. Energéticamente ayuda a sellar heridas y en consecuencia a hacer fluir más el amor por el cuerpo recuperando la vitalidad y la capacidad de acción.

En achicoria positivo hemos decidido ser, entregarnos a la vida, aportar nuestros valores sin imponernos, abrirnos a expresarnos con toda nuestra fuerza espiritual, a generar nuestro espacio, ahora nos toca dar un paso realmente satisfactorio y altruista con la achicoria. Soltar de una vez todas las expectativas que tenemos sobre cómo debería ser la vida, sobre cómo se deberían comportar los demás.